miércoles, 28 de abril de 2010

El mito del Destino

Cuando llegue a la cima, aprenderé a dirigir”
Dirigir en cualquier lugar, es lo que prepara a los líderes para una mayor responsabilidad. Si usted no prueba sus habilidades de liderazgo y su proceso de toma de decisiones cuando no hay mucha responsabilidad y los riesgos son pequeños, es muy probable que se meta en serios problemas, cuando esté ocupando niveles más altos, cuando el costo de sus errores sea mayor, el impacto más fuerte y la exposición más grande. Los errores que se cometen cuando uno está en la cima conllevan un costo gigantesco y dañan la credibilidad del líder.
Comience a adoptar la manera de pensar, a aprender las habilidades y a desarrollar los hábitos de la persona que usted desea ser. Es un error vivir soñando: “Un día, cuando esté en la cima…, en vez de responsabilizarse hoy, y estar preparado para mañana.
Si usted quiere ser un líder exitoso, aprenda a dirigir antes de que tenga una posición de liderazgo, porque cuando la oportunidad llegue, ya será muy tarde para prepararse”.

No hay mejor ejemplo de abundancia que un árbol lleno de frutos

No hay mejor ejemplo de abundancia que un árbol lleno de frutos. La exuberancia de su aspecto habla de prosperidad y plenitud. El árbol lleno de frutos nos habla del tiempo exacto de la siembra, el cultivo, la cosecha, de la estación apropiada, la lluvia y del sol. Lo que tenía que hacerse, se hizo en el momento adecuado. Nada fue  dejado para después.
Por ejemplo, si la lluvia no cae en el momento que se necesita, los resultados en la maduración del fruto pueden ser trágicos.
No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, porque el mañana puede que no llegue nunca. Hoy, es el día. La oportunidad es ahora.
Hoy, es el día, no mañana. Di hoy: “Te quiero”. Pide perdón ahora, abre los brazos a la reconciliación en este instante. No postergues más, porque…
“Todo lo que se posterga trae tristeza al corazón”.

Termina lo que no has iniciado

Termina lo que no has iniciado

Todavía nos encontramos en el inicio de un nuevo año anhelando cumplir metas que arrastramos de los anteriores. Algunas ya son tan antiguas que hasta las podríamos ver en blanco y negro. Queremos alcanzarlas, pero algo siempre nos detiene.
 
Recuérdate en una lista lo que pretendes mejorar en este 2010. Será perder peso, aprender un idioma, terminar la secundaria, inscribirte en la universidad, pintar tu casa, regresar a la iglesia... ¿qué será?. Un consejo que generalmente no falla es colocar ese papel con objetivos en un lugar donde puedas estar visualizando que te quedan cosas pendientes por concretar.  Eso sí, trata que tus objetivos no sean interminables, porque “el que mucho abarca poco aprieta”.
 
Lo siguiente es romper con esa pereza, inseguridad o temor a defraudarte a ti mismo en ese camino de nuevos desafíos. La única forma de salir adelante es teniendo fe no sólo en ti mismo, sino también en Dios, porque en los momentos de debilidad El estará allí para ayudarte a no tirar tus anhelos por la borda.  
Ten en cuenta que no sirve el quedarse estancado en excusas y quejas, ya que te llevarán por el mismo o un peor rumbo hasta que te marches de este mundo.  Culpar a tus padres u otro familiar o amigo allegado de tu infortunio, no te permitirá ser productivo.
 
También en ocasiones, la falta de perdón nos aleja de un mejor estilo de vida. Nos ciega frente a nuevas oportunidades, ante importantes decisiones. Date la oportunidad de perdonar a quién te ha hecho daño. Esta actitud sanará tu corazón. Claro! Cuando perdonas te haces un favor a ti mismo porque te liberas de todos los malos sentimientos y pensamientos que te ataban a esa persona, a ese dolor pasado.

sábado, 24 de abril de 2010

El que ama el dinero, no se saciará de dinero.






19 de abril del 2010 - Por Betsy Behan

"El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad" Eclesiastés 5:10

Todos sabemos que el dinero es necesario, sin el no podríamos subsistir ya que con el compramos los alimentos, pagamos por un techo, estudios, etc. El dinero es una bendición que si no sabemos administrar, fácilmente se puede convertir en todo lo contrario, y el querer tener, y tener puede llegar a ser el mal de nuestras vidas "Porque la raíz de TODOS los MALES es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Timoteo 6:10). Quizás te preguntes: ¿Dios no quiere que tengamos dinero? No, pero prueba nuestros corazones, la muestra está con Abraham, hombre sencillo al cual Dios le dio riquezas.

El amor al dinero, y todo lo que él representa no respeta principios, moral, relaciones, familias, y ha sido motivo de dolor, muerte, la cual viene desde los primeros tiempos. Uno de esos hechos fue el de Judas de entregar a Jesús por unas monedas. Hoy día el amor al dinero, y el querer tener se ha expandido como una epidemia.

También está la herencia, la cual he bautizado como la esposa del dinero. Ésta en lugar de bendecir en muchos casos, trae con ella división, rencor y al igual que su esposo el dinero no respeta principios de ninguna clase. "…los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" (Hebreos 9:15c).

Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones (Proverbios 17:1).
El dinero es necesario, igualmente el tener, pero La Palabra dice: el amor al dinero es la raíz de todos los males, y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. El recibir una herencia es una bendición, pero el que traiga con ella división, y rencor es perdición. Superémonos sin olvidarnos que aquí estamos de pasada, y vivamos "Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:24). Nuestro Padre Celestial nos da el mejor regalo, el cual no se compra con dinero "La Salvación", y la mejor herencia "Vida Eterna".

"Cápsula de Inspiración"
El dinero puede comprar una cama pero no el sueño. Libros pero no la mente; una casa pero no un hogar. Medicina pero no salud; lujos pero no felicidad. Imagen pero no carácter; religión pero no la salvación.

“Cápsula bíblica"
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi suerte
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,
Y es hermosa la heredad que me ha tocado
Salmo 16:5-6

Aniversario

Los días 9,10,11 de Julio Tendremos el 1 Aniversario de nuetra congregacion, donde estaran participando las Congregaciones del Ministerio; Te imbitamos a participar de esta Fiesta Epiritual.

Tema: "EL FUEGO ARDERA CONTINUAMENTE EN EL ARTAR, NO SE APAGARA".
(Levítico 6.13)


Te esperamos No faltes.......

jueves, 22 de abril de 2010

Dios en medio de la tribulación







Omar Soto.

Efesios, capítulo 3, verso 14, comienzo leyendo allí, dice así la palabra del Señor: “….Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra para que les de conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre o la mujer interior por su espíritu, para que habite Cristo por la fe en sus corazones a fin de que arraigados y cimentados en amor sean plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo, que excede todo conocimiento para que sean llenos de toda la plenitud de Dios…”

Déjenme dejarlo ahí. Saben, mientras yo estaba meditando hoy durante las distintas actividades que estaba haciendo hoy en el día, obviamente yo no podía dejar de pensar en todo esto, lo que aconteció allá en Haití. Y obviamente son desastres de la naturaleza que nadie los puede impedir. La vida de la naturaleza tiene su rumbo. Hace unos meses atrás se celebraron los 5 años de aniversario de este tsunami que arrebató contra todas estas islas allá en el área de Tailandia y yo recuerdo que yo vi un documental especial que se hizo en el Discovery Channel, hizo un documental acerca de esto y enseñaron cómo unas escenas de video que tomaron las mismas víctimas que estaban allí pero que eran videos que no se habían podido encontrar y no han salido a la luz sino hasta ahora y las imágenes que yo veían, yo me decía, guau, la verdad es que esto es increíble, cuando la naturaleza se sale de su curso no hay quién la detenga.

Recuerdo ver esta escena de este hombre que vio cuando el mar se echó hacia atrás y comenzó a caminar como quien dice mar adentro para ver qué era lo que estaba haciendo y de repente se ve toda esta pared de agua que lo arrasa con él por completo. Fueron escenas que uno se dice como que, guau, y hay veces que uno piensa que ignorantemente, ay, pero yo sé nadar, yo me puedo meter en el agua y nadar. Y mira olvídate, hasta Michael Phelps no se salva de esa, porque eso es un agua que viene con una corriente y un poder que nada lo detiene.

El huracán Katrina cuando llegó, nadie se esperaba que el huracán Katrina fuera a causar el estrago que causó aquí en el área de Nueva Orleans. Y asimismo mis hermanos hay sucesos de la naturaleza que suceden en tantos, y tantos, y tantos lugares. Hay eventos de la naturaleza que suceden dentro de nuestro propio cuerpo, cuando hay algo en nosotros que no empieza a funcionar bien porque hay algún elemento que nos contamina de alguna forma u otra, son cosas de la naturaleza que uno no puede impedir, aunque usted se ponga la vacuna del flu, aunque usted se ponga la vacuna del H1N1, y aunque usted se ponga cualquier otra de las vacunas que puedan existir, mire, siempre algo va a meterse por los poros en su vida y va a tratar de alterar su sistema en alguna forma u otra.

Y claro está, uno se para en fe y uno dice, Señor, que eso no venga contra mí, ninguna plaga tocará mi puerta. Y uno se para fuertemente y con toda fe y se pesa en esa convicción, pero el asunto es que mientras nosotros estemos en este cuerpo, mientras nosotros estemos en este mundo van a suceder cosas de las cuales nosotros nunca vamos a tener el control sobre ellas.

Y ante esa realidad mis hermanos, yo me pongo a pensar como, Dios dónde tu estás en todo esto, qué podemos hacer, cómo podemos proceder, Señor, dónde podemos encontrar inspiración? Y por algunas razones el Señor me llevó a este pasaje. Y yo me puse a meditar, y yo me digo, guau, ok, Pablo dobla sus rodillas delante del Padre, o sea, él está reconociendo, esto no trata de mí, esto trata contigo Dios, por lo tanto ese gesto de arrodillarse y de decir, ok, me rindo ante ti, Señor, tu eres el que tiene todas las respuestas. Y él lo estaba haciendo en una forma de intercesión por la iglesia de Éfeso y a la misma vez yo me identifico con él y yo me digo, Señor, cómo yo puedo interceder por cada uno de mis hermanos y hermanas, no tan solamente ustedes que están aquí, sino por esas personas que sufren de alguna forma u otra, cualquiera sea su situación.

Y aquí fue donde esta palabra me llegó. Porque cuando Pablo está diciendo, mira, que Dios les de a ustedes conforme a las riquezas de su gloria, mire que interesante que en momentos de tribulación donde podrá parecer que es una escasez total, donde podrá parecer que estamos en la calle, sin nada, Pablo está diciendo que Dios les de sus riquezas en gloria. Ya yo empiezo a ver un contraste ahí, un contraste que puede sonar como una ironía a la misma vez. Es como aquí estoy sin nada, más sin embargo Dios tiene una riqueza en su gloria de la cual pude proveer. Pero que esa riqueza lo que tiene un propósito específico y es el que cada uno de nosotros podamos ser, qué?, de acuerdo a lo que dice el texto, que podamos ser fortalecidos en nuestro ser interior, con qué? Con vitamina C? Que podamos ser fortalecidos con arroz y habichuelas? Que podamos ser fortalecidos con una buena arepas o pupusa? Que podamos ser fortalecidos, donde está mi chicano favorito? Si me escuchas, que podamos ser fortalecidos con tacos de verdad. Si me escucha en algún lugar. No, que podamos ser fortalecidos con poder.

Mis hermanos, miren esto, esta palabra es bien interesante. Esa dinámica de poder es como, hay veces que me faltan las palabras para explicar esto, pero esa idea de poder es como, es como lo que siente un toro cuando está listo para proceder en contra de alguien. Perdonen la imagen. Pero imagínese usted un toro, de esos bien grandes, que verlo a una milla de distancia ya me da miedo. Imagínese tenerlo en frente, cuando ese toro está ahí enfocado en su blanco y está como que arremetiendo, cada pasito que da está como que building up, building up, building up, como que va apretando, apretando, apretando. Hay una fuerza en su interior que cuando ese animal arranca a correr, uuf, no hay quien lo pare. Exacto, a correr se ha dicho, el que se encuentre de frente.

Es ese tipo de poder, es como que en medio de nuestras circunstancias el espíritu de Dios como que empieza a infundir algo en nosotros y es como que uno va, como concentrando, concentrando. Deja ver qué otra imagen les puedo dar? Cuantos de ustedes les gustan las películas? Cuantos de ustedes ven películas? Sí, les gustan las películas de ficción, acción? Algunos de ustedes vio la película de Los fantásticos 4, The fantastic 4? Vieron la del Silver surfer? Vieron esa película? No? Los que la vieron, el silver surfer al final, a mí me gustó esto, que el silver surfer, él tenía que eliminar a esta cosa que iba a destruir la tierra, pero el surfeador de plata él derivaba toda su energía obviamente de la tabla de donde él se movía así, bien cool, y todo eso, el asunto es que en esa época final la única forma que él pudo destruir a su oponente fue cuando él como que se encogió como si fuera un feto, déjenme venirme acá para que me vean bien, él como que se encogió así como un feto y yo decía, ok, aquí paró pero no, seguía, seguía, seguía, y tu veías como que esta luz comenzaba a brillar de adentro de él y como que hasta que agarró toda su fuerza y de repente se abrió así en forma de cruz, y salió todo este poder de él. Perdonen, soy medio fanático de las películas. Ese va a ser mi ayuno la semana que viene, no voy a ver películas, consta. Parte de mi ayuno, cierro el paréntesis.

Pero entienden la idea? A mí me gusta ser ver bien visual porque eso como que ilustra algo. El ser fortalecido con poder en el hombre y la mujer interior, eso es como que, esto me está doliendo pero….. aguanto, aguanto, aguanto…..aaaaaaaaah.

Cuando uno logra tener ese tipo de fuerza no hay nada que nos pueda detener. Pero cuando uno tiene ese tipo de fuerza, esa fuerza tiene un propósito, porque no es solamente por el mero hecho de gritar, por hacerlo, o aaaaah. No, esa fuerza tiene un propósito porque el yo ser fortalecido con un poder para qué? Para poder comprender algo. En medio de la situación, en medio de mis circunstancias Dios me está fortaleciendo para yo poder comprender qué es lo que está más allá de lo que está sucediendo de frente a mis narices, y lo que está sucediendo más allá es que hay algo que tiene una anchura que estas paredes no lo pueden medir. Hay algo que tiene una longitud, una distancia que yo miro al horizonte y no llego. Hay algo que tiene una profundidad que no importa cuán abajo me llegue, no, no lo voy a poder conocer. Hay algo que tiene una altura, tan y tan grande que la última estrella, la última galaxia tampoco la puede aguantar.

El yo ser fortalecido con poder me ayuda en mi mente diminuta me ayuda a comprender algo que va beyond meassure, y ese es el amor de Dios. Miren, yo no quiero decir, no quiero que esto suene como un cliché, porque no es eso, pero miren, cuando usted, cuando nosotros, vamos a decirlo así, cuando nosotros logramos comprender el amor de Dios, esto es uno de los misterios más grandes. No importa lo que suceda a nuestro alrededor, hay algo que nos ayuda a permanecer. Hay algo que nos ayuda, como que, cool, todo está tranquilo. Se me cayó el techo de la casa pero, lo sufro, lo siento pero I’m ok, I’m alive. Estoy en una pieza.

Cualquiera sea, llene usted el blanco, cualquiera sea la situación con la cual uno se pueda encontrar, estoy fortalecido con poder del espíritu en mi ser interior. Y al yo ser fortalecido en esto, miren la otra parte del secreto, dice el verso 20 “… y aquel que es débil para hacer algunas cosas en una forma más o menos, según el poder que actúa en el presidente, a ese no se le da ningún tipo de gloria. Ese puedo ser yo. Consta que para parafraseé el texto bien incorrecta, ok? Pero dice, y aquél, con letra A mayúscula, que es poderoso para hacer…. Qué? Dítelo de nuevo, a ti mismo, aquel que es poderoso para hacer todas las cosas, mucho más qué? Mucho más abundantemente de lo que usted pueda pedir o entender.

En otras palabras, búsquese la lista que usted tiene ahí en su Biblia de todas las peticiones que usted tiene, búsquese esa lista y piense lo siguiente: Dios puede hacer más de lo que usted tiene en esa lista. Ustedes que me están viendo por ahí, por la cámara, sácate tu lista y todo lo que tu tienes en esa lista, recuerda esto, que Dios puede hacer más que eso.

Miren como dice de nuevo, lo que pedimos o entendemos según qué cosa? Según el…. Recuérdense de esa imagen… según el poder que actúa en nosotros. O sea, en otras palabras lo que está diciendo, no es que todo funciona como quien dice, en Dios ahí arriba, pero Dios hace que las cosas funcionen a través de nosotros también. Hay algo que Dios hace sin duda alguna pero hay otras cosas que Dios hace a través de nosotros, cosas que cuando Dios nos fortalece, cuando Dios nos, yo no sé si esta palabra está bien dicha, pero cuando Dios nos empodera, yo no sé si esa palabra está bien dicha, no? Ok. Añádanla a su vocabulario, cuando Dios nos empodera, en inglés suena bien, empowers, when God empowers us, pues en español, en espanglish estoy diciendo, cuando Dios nos empodera, es eso, mis hermanos, que Dios nos permite a nosotros poder aguantar de tal forma y en medio de esa situación Dios nos ayuda a comprender el amor que él tiene para con nosotros en una forma aún mucho más grande y al conocer ese amor, mira, nos damos cuenta que nuestras peticiones se quedan chiquititas al lado de todo lo que Dios puede hacer. Y cuando nosotros logramos comprender todo lo que Dios puede hacer, y todo lo que Dios puede hacer a través de nosotros, ese poder comienza a actuar en medio de nuestras vidas en una forma donde de nosotros sale, emana algo para poder bendecir a otras personas a nuestro alrededor.

Así mis hermanos, en medio de las circunstancias de su vida, en medio de sus traumas, en medio de, esto bien personal, en medio de sus frustraciones recuerde esto, recuerde esa palabra. Dios te da poder. Dios te da fuerzas. Dios te da firmeza, su espíritu actúa en ti. Ese espíritu intravenoso o a través de los rayos del sol, sea como sea, ese espíritu te va llenando, te va llenando de poder para que tu puedas enfrentar todas las cosas que tienes por delante, que tu puedas hacer las cosas que tal vez tu puedes hacer bajo tus propias habilidades, bajo tus propios talentos, bajo tus propias fuerzas, pero a la misma vez recordando que Dios hace a través de ti aún mucho más.

Lo que nosotros hacemos se queda corto pero Dios tiene el poder para hacer aún más. Tal vez Dios me está llamando a darle un vaso de agua a alguien, pero a través de vaso de alguien Dios está haciendo algo más allá. Que tal vez Dios me llama a salir de aquí de Boston para sentarme con un muchacho allá en Walltown y almorzar y escuchar su vida, escuchar su historia, orar con él, reírme con él, llorar con él y a través de eso que podrá parecer algo insignificante, pero no, vale. Delante de los ojos de Dios eso vale. Que tal usted sale de la comodidad de su casa y va a la escuela donde está su hijo o su hija, y usted va y saca el tiempo para hablar con sus maestros, con sus maestras y se pone al día con ellos. Usted puede pensar como que hay, ay, tener que hacer esto, pero mire, a través de eso hay algo que Dios está haciendo a través de usted para bendecir a sus hijos, y quien sabe si hasta para bendecir la escuela donde están sus hijos también.

Que aquí a través de la iglesia donde nosotros estamos, cualquier forma que nosotros podamos servirnos unos a otros, cualquier forma que nosotros podamos alentarnos unos a otros, como siempre digo, sea con estrechón de manos, con una sonrisa, con un tap en el hombro, sea como sea, mire, usted está haciendo su parte pero a través de eso Dios está haciendo aún mucho más. Esa es la idea de este mensaje, que aquél que es poderoso para hacer todas las cosas, mucho más abundantemente de lo que yo puedo pedir o entender, a ese es al que nosotros le damos la gloria, porque él es el que tiene el control de todas las cosas.

Mis hermanos y hermanas, de nuevo mi intensión con este mensaje no es que esto suene como un cliché, nunca, nunca, jamás que Dios me libre de hacer eso, hay una verdad bien grande que está cimentada aquí y Dios nos llama a nosotros poder aprender eso. Que yo no salga por esas puertas y que cuando llegue a mi casa me siente y diga como que guau, mi vida que aburrida, que porquería, que yo no diga eso, sino que yo pueda pararme, concentrarse, concentrarse, Señor, llena, llena, llena mis espacios, has algo, tírame un rayo encima, lo que sea, pero lléname de poder, lléname de poder para yo poder salir de cualquier estanque donde yo esté metido y que pueda lanzarme a esos nuevos horizontes. Mira, Señor, yo quiero conocer la anchura, quiero conocer la longitud, quiero conocer lo profundo, quiero conocer lo alto de tu amor para yo poder ser una persona mucho más eficiente, mucho más completa, una persona más llena, una persona más viva, una persona más dinámica, una persona que sea tan ñeñeñeñe, sino que sea una persona más proactiva. Ese es el tipo de persona que Dios quiere que nosotros seamos, mis hermanos y hermanas.

Que yo no le de tanto dolor de cabeza a mi esposa ni ella a mí, que yo no le de tanto dolor de cabeza a mis hijos ni ellos a mí, sino que podamos vivir a la plenitud de lo que es Cristo. Eso es otro mensaje, vamos a ponernos de pie y vamos a orar.

Tu estabas ahí todo el tiempo? Escuchaste lo que dije del taco? Uups, gracias a Dios que fue bueno lo que dije. Que interesante, son una buena ilustración, voy a usar eso con otro mensaje. A veces nosotros estamos hablando cosas de Dios y no nos damos cuenta que Dios está por ahí, pero….. calladito, mirando, pero ese es otro mensaje.

Padre, en el nombre de Jesús, Señor nos acercamos delante de ti en este noche una vez más y Padre, cuanto amo tu palabra, Señor, yo disfruto tu palabra, la verdad es que tu palabra es viva y eficaz y no hay duda de eso, Señor. Cada vez que yo leo esas Escrituras hay algo que sale, que salta de esas oraciones, de esos papeles, Señor, y trae algo a nosotros, a nuestro corazón. Y Señor, yo sé que estas palabras que he compartido, de alguna forma u otra mi esperanza y mi oración Señor, es que esto salte sobre los corazones de mis hermanos y hermanas y Señor, que Padre, que tu fortalezcas con poder en el hombre, en la mujer interior a cada uno de mis hermanos y hermanas a través de tu espíritu, Señor, yo oro por eso, que mis hermanos y hermanas pueda salir de aquí con ese sentido de fuerzas, de firmeza, como que nada ni nadie los puede sacar del lugar donde tu los pones a ellos, Señor. Clava sus pies a tus verdades, clava sus pies a tus principios, Señor, que no importando las tempestades que puedan venir, Señor, que podamos permanecer firmes, firmes, Señor Jesús, en la anchura, en la longitud, en la profundidad, en lo alto del conocimiento de tu amor pleno, Señor, que aunque tal vez nunca llegaremos a conocer en su totalidad en esta vida, pero llegará el momento donde podremos ver las cosas cara a cara y que podremos conocerte como tu nos conoces a nosotros ahora, Señor.

Pero en el instante, Señor, en el interino de tiempo, declaramos estas palabras de tu Escritura que aquel que es poderoso para hacer todas las cosas, sí, Señor, tu, tu, tu que eres poderoso para hacer todas las cosas, Señor, mucho más abundantemente de lo que nosotros podemos pedir, de lo que nosotros podemos imaginar, de lo que nosotros podamos concebir en nuestras mentes, en la mejor forma que tu creas a través de los medios que tu creas, a través de las personas que tu creas, a través de las circunstancias que tu creas, a través de los desastres o las victorias de la vida, tu te encargas de hacer mucho más abundantemente de lo que nosotros podamos pedir o entender.

Enséñanos a nosotros Señor, a darte la gloria, no importando qué. Te damos la gloria a ti, Señor. Y esa misma forma, Señor, yo declaro una vez más sobre cada uno de mis hermanos y hermanas las palabras con las cuales comencé este servicio, Señor, que Jehová te bendiga y te guarde, que Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, que Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti su paz. Nos vamos con esta palabra, y a ti te damos toda la gloria. Amén Jesús. Gracias, Dios. Gracias Señor Jesús.

miércoles, 21 de abril de 2010

Recibiréis poder







Samuel Acevedo


Una vida sobrenatural. Hechos, capítulo 1 comenzando con el versículo 6, versículo 7, versículo 8. Mientras están buscando, hermanos, esta palabra les quiero animar a ver si usted está aquí, no todos, pero muchos de ustedes tal vez la mayoría de nosotros, tal vez no todos pero gran parte estamos aquí porque estamos confrontando algo grande, aparentemente insuperable. Yo estoy hablando de si hay problemas, pero le digo que hay problemas y hay problemas que no son problemas, ya es modo de vivir. Hay problemas que son tan grandes y tan aparentemente insuperables que ya nos hemos acostumbrados a ellos, ya es casi parte de la familia. Ya hemos dictado una vida a través de ellos, controla la escena de tal manera que ya dicta nuestra manera de pensar, las decisiones que hacemos, cómo criamos nuestros hijos, cómo trabajamos, por qué trabajamos, a dónde trabajamos. Ya dictan como vivimos, nos controlan, nos controlan.

Y usted está aquí porque le está pidiendo al Señor, Señor, habrá una manera de superar esto de una vez y conquistar esta colina. Y lo que le dice el Señor, y esto lo que el Señor le está compartiendo acerca de esta palabra, es que esa no es la visión del Señor para ti, primeramente lo superes. Dios quiere más, espera más de ti y por ti. El Señor no solamente quiere que superes estos problemas aparentemente insuperables, el deseo es que lo conquistemos, que lo conquistemos. Y para eso tienes acceso a su poder sobrenatural.

“…..Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo, Señor, restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo, no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, o sea, los tiempos y los momentos clave que él ha determinado, no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad, pero recibiréis poder y cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra…”

Mis hermanos, cada uno de nosotros, no se pueden identificar ustedes con los discípulos. Imagínense, ellos le preguntan al Señor, Señor, antes de que te vayas, antes de que asciendas, no piensas tu restaurar a Israel, no piensas tu arreglar estas cosas que están fuera de quicio y se supone que el Mesías iba a arreglar? Se supone que tu atenderías y para eso llegaste? Hermanos, entiende bien, este el momento de mayor gloria aparentemente, parece que el Cristo resucitado se va en el momento de su gran triunfo. Vieron a Jesucristo vencer sobre la muerte, lo ven incorporado después de haber muerto, ven claramente que Jesús es el Señor. No hay duda que él es el Mesías, ahí él está resucitado.

Por qué ahora decide el Señor irse al cielo con tanto que no se ha resuelto? Qué hace el Señor, qué locura es esto? El Señor dejar la escena así con tantas cosas fuera de control. Y no es así. Declaramos un Evangelio que dice que Jesús ha resucitado de entre los muertos, que está sentado a la diestra del Padre, que tiene toda autoridad y ustedes mismos no han hecho esta pregunta cuando no conocían al Señor. Conocías así y por qué tanto desorden? Si es así, por qué tanta injusticia? Si es así, por qué estas leyes tan injustas? Si es así, por qué tantas enfermedades? Si es así, por qué la economía está como está? Si es así, por qué hay tantas cosas fuera de control? Ustedes no han oído eso? Usted no han hablado así?

Y ¿saben qué? nosotros todos entramos a este mundo ya con sistemas y políticas en su lugar en el momento que nosotros llegamos y nosotros no teníamos ningún control sobre ellos. En el momento que llegamos, en el momento que naciste ya había cosas en su lugar sobre las cuales usted no tuvo control. Ahí están, ahí están. Y no sabemos por qué, no sabe por qué Dios permite que estas cosas estén ahí, por qué lo ha permitido.

Pero la respuesta del Señor es mira, hay ciertas cosas por las cuales el Padre no quiere ni siquiera que te molestes. Y hermanos, hay ciertas cosas que usted le ha estado pidiendo al Señor y yo les puedo animar, vengan delante del Señor, traigan sus peticiones al Señor, traigan sus preguntas al Señor, traigan sus incertidumbres al Señor, pero no se escandalice si acaso las respuestas del Señor es, eso no te toca a ti, mi hermano, eso usted nunca tendrá la respuesta, nunca conocerá el corazón de Dios acerca de eso. El Señor por alguna razón ha permitido esto y lo otro.

Sabe, y es así, el Señor le dice, mira, no os toca a vosotros saber estas cosas. Hay cosas que están fuera de su control y fuera de sus manos y así lo quiso Dios. Antes de que se deprima les voy a decir que esta escena va a cambiar, pero stay with me, por el momento y sepa que ahí Dios tiene un plan con esto, créeme, pero por el momento sepa que Dios ha permitido ciertas cosas que estén fuera de su control y fuera de sus manos. Nosotros no escogimos como nacimos. Usted nació como y donde y a través de los padres que el Señor escogió para usted. No escogiste como naciste, no escogiste quiénes iban a ser tus padres, no puede cambiar su estatura, su raza, su piel o el color de sus ojos, no puedes cambiar lo que los antepasados le hicieron a los suyos. Usted no ve gente viviendo todas sus vidas todavía peleando una guerra que aconteció 150 años atrás? Y esa es su razón de vivir. Tratando de corregir injusticias que estuvieron aquí antes de ellos nacer y estarán aquí si Dios permite, después que nosotros nos vayamos y así viven.

O más todavía, no podemos cambiar ni siquiera lo que usted ha hecho, lo que hicimos años atrás. Lo hecho, hecho está. Las decisiones que usted hizo 5 años atrás, 10 años atrás, el mes pasado, eso hecho está. Y está escrito en la historia. Ahora, cómo usted reacciona al oír eso? Y esta es la diferencia. La actitud sobrenatural sabe que puede escoger.

En esta noche y esta es la diferencia del poder sobrenatural, usted puede escoger el síntoma de víctima, usted puede escoger en esta noche y decir, bueno, yo no tengo control sobre estas cosas y nos podemos vivir lamentando nuestros fracasos, lamentando lo que hemos perdido o lo que nunca has tenido. Usted puede vivir así. Y hay muchos que viven, la gran mayoría de la humanidad vive así.

Pero usted está aquí en esta noche porque Dios te ha mostrado una puerta número 2, una alternativa. Usted está aquí porque por alguna razón gloria a Dios, el Espíritu Santo ha trabajado en tu espíritu y te ha dicho, no tienes que vivir así. No tienes que vivir lamentando lo que no puedes controlar porque podemos recibir poder.

Hermanos, tal vez no sea así o no se oiga así en su interior, pero tal vez la vocecita que usted oyó que le trajo aquí le dijo algo así, algo semejante a esto. Sabe, no entiendo por qué lo siento así, pero siento que nací para algo más. Aunque nadie en mi familia, aunque ninguna de mis circunstancias digan que yo voy a sobrevivir esto, algo me dice que mi vida puede cambiar. Es más, algo y este algo indefinido que hay una esperanza aunque yo no veo cómo puede haber esperanza, que hay una solución aunque es imposible ver la fuente de esa solución. Y por eso este misterio del Evangelio, la voz de las cascadas, como dice el salmo 42, hablando en la profundidad de nuestras almas, el susurro del Espíritu Santo invitándonos a buscar algo más.

Dice el Señor, sí, ok, hay cosas que no te tocan entender y tal vez hay cosas que no te tocan controlar, pero esto te dice el Señor, recibiréis poder. Cuando el Espíritu Santo se descienda sobre vosotros, sabe, no es suficiente… el propósito de Dios no es que usted controle sus circunstancias, eso no es la meta de la iglesia de Jesucristo. Hay muchos programas que ofrecen eso. El mundo ofrece eso. El mundo secular, la mente secular puede ayudarte a sobrellevar tu situación pero el propósito del Reino de Dios no es que controlemos nuestras circunstancias ni siquiera que superemos nuestras circunstancias, el propósito del Reino de Dios es que conquistemos nuestras circunstancias.

Qué quiere decir con esto? Viajemos a Romanos, capítulo 8, por un momento. Todo esto lo hace la presencia del Espíritu Santo en ti. Romanos, capítulo 8, versículo 11, este es el proceso. Usted oye ese susurro de parte del Señor, dentro de una iglesia, ve, busca donde este hermano adora, su hermano, su vecino, su primo que va a esa iglesia. Ve. Tal vez su situación puede cambiar, ese momento usted tiene un encuentro con el Espíritu Santo y la palabra declara así:

“… y si el espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por su espíritu que mora en vosotros….”

O sea, estamos hablando de uno y el mismo espíritu que levantó a Jesucristo de entre los muertos. Qué quiere decir eso? Primeramente, número 1, lo primero que muere es la muerte. El Señor te está prometiendo vida eterna. En el momento que el Espíritu Santo mora en ti tu recibes a Jesucristo como tu Señor, borra tus pecados, él, el Cristo vivo vive en ti, el Señor escribe tu nombre en el libro de la vida, pero hay más. Cuando el espíritu de Dios mora en uno cosas tienen que cambiar y así declara la palabra. Vamos entonces al versículo 31:

“… qué pues diremos a esto, si Dios es con nosotros quién contra nosotros?...” versículo 37, “… antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó por lo cual estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada….”, leyes son cosas creadas, su familia es algo creado, la situación que te trajo aquí fue algo creado…., “… ninguna otra cosa bajo el trono de Dios te puede separar del amor de Cristo y su autoridad…”

Bueno, al ras del suelo qué quiere decir esto? Transformación. En esta misma noche hermanos, si usted dice, y esto es un proceso. Primeramente usted tiene, como le dijo Jesús a sus discípulos, busquen el Espíritu Santo, anhelen el Espíritu Santo, enamoren al Espíritu Santo, dile, yo te necesito. Esto no puede cambiar a menos que tu no lo cambies. Esto te requiere, espíritu de Dios. Señor, has mi vida un lugar digno, digno, Señor, de tu presencia.

Y qué pasa? Tal vez en ese momento usted no sentirá nada, pero en el momento que usted va a su casa, usted y su mundo cambiarán. Primeramente usted no verá a la vida igual. Lo primero que pasa cuando el Espíritu Santo comienza a morar en usted es que ves puertas abiertas cuando había muros, ve esperanza y gozo cuando solo reinaba depresión y mortandad. O sea, lo primero que pasa, pasa dentro de nosotros. No le sucedió a usted así? parece algo paulatino pero de momento usted entra a su departamento, sube a su carro, camina las calles, el mismo día que usted recibió al Señor Jesús y de momento usted dice, espérate, algo no anda igual. Y tal vez usted se está dando cuenta de más problemas. El desorden en su casa, el desorden en sus finanzas, el desorden en su familia, bienvenido a la vida, despertaste de entre los muertos. You are alive. Estás vivo. Por fin el Señor abrió los ojos de tu entendimiento, y no solo eso, el mundo a tu alrededor comienza a ver la autoridad de Dios en ti.

Hay algo indefinido que acontece cuando el Espíritu Santo mora dentro de ti. Y ya las leyes del universo tienen que doblegarse al Espíritu Santo que está en ti. Hermanos, por el hecho de que el Espíritu Santo está en ti puertas comienzan a abrirse que antes usted ni siquiera se daba cuenta que existían.

Poder, quiere decir puedes. Por el hecho de que el Espíritu Santo está en ti puedes recibir sabiduría para una decisión que hace años, cosas que han sido un obstáculo para su vida, ya de momento usted ve el Señor le ilumina su mente y recibir la mente de Cristo. Puede por fin tener control sobre sus finanzas. Puede por fin tener control sobre adicciones y fallos de carácter que lo han estado siguiendo por toda su vida. Puedes por fin ser el padre que ese muchacho necesita. Puedes por fin ser la madre que ese hogar le hacía falta. Y me seréis testigos.

Y ese es el punto. Jesús tenía un plan, tenía un plan para que el Reino volviera a Israel. Sabe, cual era su plan? Su vida.

El domingo pasado en una clase de discipulado los hermanos daban su testimonio por qué estaban ellos en… qué fue lo que los conmovió a seguir a Cristo y qué fue lo que les conmovió al entrar en el discipulado? Y cada uno de esos hombres de distintos países, de distintas edades, con distintos trasfondos dijeron la misma historia: yo vi a mi madre llegar al Señor y vi como su actitud cambió, como dejó de fumar, como dejó de desvelarse, como venció la depresión, y por fin yo dije, guau, hay algo en esto y me tengo que acercar que ver qué es lo que hay aquí. Vi a mi esposa, mi esposa llegó primero, y vi que como Dios la transformó. Y al principio yo la acompañé por acompañarla, pero al fin y al cabo, la palabra me llegó y mi vida no ha sido igual.

Mis hermanos, el mundo puede porfiar con nuestra teología, pero el mundo no puede porfiar ni en esta época ni hoy con milagros. Hermano, usted es una fábrica de milagros. En el momento que el Espíritu Santo mora en ti tu eres una máquina a través de la cual el Señor produce resultados milagrosos. Y serás un testigo.

Pongámonos de pie. Yo les voy a invitar a recibir poder en este momento. Tu eres más que vencedor, a través del espíritu de Dios que mora en ti. Y comienza con él, comienza con un diálogo con él. Hermanos, hay momentos que yo soy uno de estos discípulos y yo mido las señales y miro las noticias y miro lo natural y me turbo, yo les voy a confesar, me turbo porque dejo de mirar el hecho de que dentro de mi mora el espíritu del Dios resucitado, de Cristo resucitado. Mis hermanos, dialogue con el espíritu de Dios en este momento. Jesús a través de tu espíritu invito tu poder. Señor, a través de tu espíritu, enfoca tu poder y dile dónde, dile dónde, dile dónde. Si usted es uno de esos di, Señor, esto tiene solución, yo no tengo que vivir con una sentencia perpetua de este problema, de esta adicción, de este muro para eso tu resucitaste y por eso tu espíritu mora en mí. Te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios, te invito espíritu de Dios. Declaro que mi cuerpo es tu templo, declaro que toda autoridad, toda potestad cae a tus pies. Declaro Jesús, que tu eres ahora el que gobierna. Ahora, mora sobre toda circunstancia, en el nombre de Jesús tu me has hecho más que vencedor. Sea hoy, sea mañana, pero Señor, tarde o temprano me declaré vencedor sobre todo lo que se opone a tu reinado en mi vida. Lo declaramos en el nombre de Jesús.

No eres nuevamente un ganador, hermanos, sepa lo que eres, somos más que vencedores. We are more tan conquerors. Más que vencedores, por medio de ti Jesús. Thank you Jesus.

¿Entiendes hacia dónde te encamina Dios?


Kezia Sousa

Yo me siento muy contenta de estar aquí, de ver hermanas que yo amo, que yo aprendí a convivir, que estuvieron en mi vida es un momento muy, muy difícil, cuando llegué a este país hace casi 11 años atrás, llegué sola y después de un año el Señor me trajo a mis 3 hijos que en la época eran bien chiquitos pero ahora ya están bien grandes. Mi hijo más grande tiene 19 años, llegó aquí con 9 años, Hudson, está en el College en Nueva York, vive en New Jersey pero está estudiando en el College en Nueva York, y es un pegador de fútbol americano. Está bien grande, 6 pies y 4, un muchacho bien grande. Tengo mi hija que tiene 18 años que se va a casar ahora en agosto y mi hijo chiquito que tiene 16, Felipe. Y todos llegaron aquí bien chiquitos. Y tuvimos momentos muy, muy lindos en esta congregación. Yo siempre digo donde paso que esta sigue siendo mi iglesia. El Pastor Roberto y Meche siguen siendo mis pastores. Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo, yo nunca voy a olvidar a los hermanos de esta iglesia, los hermanos que cuando yo estaba recordando esos días hablando con una amiga, una hermana que también congregaba aquí y estaba recordando que cuando las hermanas de esta iglesia, Marta y Janet, todas, todas, todas, Mayra, todas, Diana, Ana, todas, todas, Marlene, y estábamos aquí vendiendo pastelitos para traer a mis hijos. Es verdad. Eso fue la mayor, más grande demostración de amor que yo pude tener en esta congregación amén del apoyo que el pastor Roberto y Meche me daban por un momento tan difícil que yo estaba pasando, de apoyarme y ayudarme en todo, espiritualmente, financieramente, en todo, yo debo mucho, mucho a esta congregación y para mí hoy estar aquí delante de ustedes es un privilegio muy grande.

Primero porque cuando Meche me llamó y me invitó para estar aquí, le dije, Meche, estás segura que tu quieres que yo hable? Pero ella dice, sí, sí, estoy segura, tu eres una mujer de fe, eres corajosa porque Dios mío, (…..) todavía no está tan bueno. Pero ahora yo tengo un gran desafío, más un gran desafío, aprender bien español porque la iglesia de mi futuro esposo son todos hermanos hispanos, no hay ningún brasileño. Entonces yo tengo que aprender a hablar bien español. Estoy muy feliz, muy contenta por estar aquí. Y quería invitarlos a abrir vuestras Biblias en el Libro de Ester, libro de una mujer que tiene una historia bien bonita y yo estoy segura que esa historia de Ester se asemeja mucho a tal vez, a historias de nosotras. Yo pienso que cada uno de nosotras que no llegamos tal vez a formalmente ser una reina pero tenemos una historia bien parecida, bien semejante a lo que esta mujer pasó, una historia de desafíos, una historia de tantas conquistas, una historia de coraje, una historia de mucha determinación, una historia de ser escogida por Dios para hacer algo muy grande. Yo no sé si vamos a seguir hablando con eso aquí porque yo me muevo, yo no consigo estar parada. Pero es una historia seguramente habla mucho en nuestros corazones.

Yo vengo como Meche dice, yo soy brasileña, nací en una región bien caliente de Brasil que es la región nordeste, una región de muchas playas, playas muy bonitas, vengo de una familia cristiana, vengo de familia de mi abuelo que ya duerme en el Señor, fue un pastor, mi pastor, mi abuela, una mujer de Dios la cual me enseñó muchos principios bíblicos, principios morales. Vengo de una familia que mis padres son cristianos, primos, tíos, primas, son pastores y vienen de una familia que gracias a Dios tuve la oportunidad de entender, de aprender sobre la palabra de Dios. Nací en una iglesia bautista en Brasil, toda mi familia es bautista y aprendimos mucho y yo glorifico al Señor porque Dios en todas las cosas, él tiene un propósito en nuestra vida, mismo para esta lucha que usted tal vez hoy esté aquí muy bonita, muy arreglada, muy perfumada y tal vez las personas la miren a usted y digan, pero que la hermana está tan bonita, la hermana está tan linda, está oliendo tan bien, pero que solamente Dios sabe cómo está su corazón. Porque solamente Dios puede sondar nuestro corazón, solamente Dios puede sondar nuestra alma, solamente Dios tiene el poder de mirar para adentro de uno y decir así…., mira, no, no puedo Marlene, sorry, no funciona, conmigo no funciona. Perdón. Yo me siento muy parada. Y solamente Dios tiene el poder de mirar a uno adentro, aquel lugar que nadie puede mirar, alguien puede ver su apariencia, su manera de ser, su manera de hablar, pero solamente Dios puede sondar lo que hay en su corazón. Solamente Dios puede saber lo que hay adentro en un recóndito bien escondido de su corazón. Tal vez usted ya compartió, tuvo la oportunidad de compartir muchas cosas como mucha gente pero hay algo dentro de usted que estará muy escondidito, que nadie sabe, pero yo quiero decirte que el Señor sabe.

Y el tema que usamos para estar ministrando en esta mañana es entiendes hacia dónde te encamina Dios? Hay caminos que el Señor tiene trazados para nosotros, que no tenemos cómo entender, no tenemos y por más que tratamos de entender no vamos a llegar a una conclusión hasta que Dios nos lleve al camino que él nos tiene, al lugar que él nos tiene determinado para llegar. Tal vez usted como yo tiene una historia, tiene una experiencia tal vez un tanto dolorosa, amarga, un poco triste, pero yo estoy segura de lo que les digo en este día, en esta mañana, que el Señor tiene el control. Dios nunca perdió ni perderá el control del camino al que él está llevándote. Nunca, nunca, nunca el Señor siempre tendrá el control.

Y esta historia que yo quería compartir un poquito con ustedes en este día está en Ester, capítulo 4, versículo 13 y 14. Ustedes me entienden bien? Sí? Que bueno, el Señor es bueno. Ester 4, 13:14 dice así;

“…. Entonces dijo Mardoqueo que respondiese a Ester, no pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío porque si callas absolutamente en este tiempo respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, más tu y la casa de tu padre pereceréis. Y quién sabe si para esta hora ha llegado al río…”

Pero la pregunta que Mardoqueo su tío, su tío primo estaba haciendo, tenía mandado, algún que le preguntara a Ester y Ester, su nombre significa en la cultura persa, estrella, su nombre en hebraico era Jadasa, quiere decir una pequeña murta, un pequeño arbusto de flores perfumadas, símbolos de cosas muy agradables. Y Ester era una muchacha como nosotros, yo pienso que todas ustedes ya conocen esa historia de Ester, una muchacha que no tenía padres, que era huérfana de padre y de madre y que su tío primo Mardoqueo la corrió para criar, para educar y la palabra del Señor dice que Mardoqueo cuando tomó a Ester para educarla, para criarla, yo creo que Mardoqueo como hombre de Dios, como hombre que conocía al Señor, como hombre que temía al Señor, en lo hondo de su corazón, en su alma él entendía, en creía que Dios tenía un propósito muy grande para Ester, para Jadasa.

Y eso tanto nos prueba en la palabra de Dios que cuando Mardoqueo, cuando aconteció el problema que aconteció con la reina Vashtí, que era la esposa del rey Asuero, aquel rey en aquella provincia, una provincia muy, muy rica, muy grande, Asuero era un rey que tenía un gran poder sobre grandes provincias, sobre grandes ciudades y la palabra del Señor dice que Vashtí, como esposa del rey Asuero era fue invitada para comparecer, para que se presentara delante del rey. El rey que era su esposo, Asuero. En aquel tiempo cuando un rey invitaba a alguien para que se presentara delante de él nadie podía negar a un pedido del rey. Un pedido del rey no era como un pedido, más era como un mandato, tu tienes que presentarte y Vashtí como su esposa no podría salir de esas reglas porque como esposa más todavía tenía que obedecer, tenía que estar complaciendo a su esposo. Y ella fue llamada para presentarse delante del rey Asuero y de los príncipes de aquella ciudad, de aquella provincia y ella se negó a ir. Y ese mal ejemplo de la reina Vashtí para aquel pueblo, para el rey y para sus súbditos sonaba como un gran mal ejemplo. Por qué? Porque Vashtí como reina, ella no podría darse el luja de desobedecer al mandato de su esposo, porque antes de ser esposo él era un rey. Entonces ella no podría negarse a presentarse delante de él. Y cómo mal ejemplo? Los súbditos del rey, empezaron a reivindicar al rey, que ella tenía que ser castigada y el castigo más grande para ella sería perder su corona. Ella no sería más reina en la provincia, ella no sería más la esposa del rey Asuero.

Y eso trajo grandes consecuencias para la vida de la reina Vashtí porque primero ella entró por un camino que nosotros conocemos mucho, que cuando desobedecemos, la desobediencia trae grandes consecuencias. La desobediencia en cualquier área de nuestra vida trae grandes consecuencias, trae grandes resultadas que muchas veces no son tan buenos, son marcas en nuestra vida y la reina Vashtí perdiendo su corona, perdiendo su reinado, el rey dictó un decreto para que fuesen invitadas muchachas jóvenes, bonitas, preciosas para que se presentaran del rey Asuero, y sería escogida una, una que sería la futura reina, que substituiría el lugar de la reina Vashtí, que tenía ya perdida su corona.

Y la palabra del Señor dice que cuando Ester a pesar de ser una muchacha huérfana, a pesar de no tener padres, de haber sido criada por su tío Mardoqueo, Ester, lo que le llama la atención en esa historia de Ester, muchas cosas me llaman la atención pero que lo que me llama la atención en ese ejemplo de Ester es que Ester ella no puso excusas, ella no puso excusas para decir, no, yo soy una pobre muchacha, yo soy huérfana, yo no tengo padre, yo no tengo madre, yo fui criada por mi tío, tal vez yo no tengo una buena formación académica para la universidad, yo no tengo muchos conocimientos, pero una cosa que me llama la atención en Ester, sabe qué es, es la obediencia. Ella escuchó a su tío Mardoqueo que era un hombre de Dios y estoy segura que estaba dirigido por el espíritu de Dios, y ni una sola vez en el libro de Ester, es mencionado el nombre de Dios. Pero nosotros podemos ver la acción de Dios, la mano de Dios allí en la vida de Ester, de una manera poderosa.

Y muchas veces nosotros nos preocupamos muchas veces con el nombre y nos olvidamos que el Dios está allí. Fue hablado aquí por Ana y yo me identifico mucho con Ana porque pasamos historias en nuestras vidas de criar a nuestros hijos solas y pasamos un tiempo muy apegadas con Ana cuando vivíamos aquí en (…) cuando yo congregaba en esa iglesia, y podemos ver que Dios cuando está en silencio no es porque él está ajeno a nuestro dolor, no es porque él está ajeno a aquello que estamos pasando o sintiendo. No, yo puedo decir que eso para ustedes con mucha particularidad, con mucha prioridad, porque yo tengo pasado y pasé por caminos, yo atravesé muchos valles, porque yo sé que antes de llegar a una montaña el Señor siempre nos va a conducir a pasar por un valle, siempre hermanas, siempre. Nunca se olviden de eso. Siempre antes de llegar a una montaña, hay un valle que tenemos que atravesar. Y este valle muchas veces, el valle es un lugar que nadie quiere estar, nadie quiere estar abajo, nadie quiere estar sola, nadie quiere estar triste, nadie quiere estar con necesidades, nadie quiere sentirse rechazada pero muchas veces nosotras, todas nosotras pasamos por ese valle, pasamos por el valle de la soledad. Cuanto tiempo que yo pasé por el valle de la soledad: 18 años ahora en agosto van a hacer que estoy divorciada, 18 años sola, sola, solita. Pero solita, solita, 18 años que nunca ni un hombre me miró.

Mi mamá cuando venía aquí todos los años decía así: mi hija, yo no consigo entender porque, no sé cómo se dice en español la palabra (…) aquella ave que tiene los ojos bien grandes que está por la noche. Lechuza. Guau! Qué diferencia. En Brasil tenemos un dicho que dice la lechuza no cree que sus hijos son feos. Ella cree que son los más lindos y en Brasil está ese dicho. Y mi mamá decía así, pero yo no consigo entender cómo es que usted, una mujer tan bonita, es mi mamá….. tan bonita, tan inteligente está sola todo ese tiempo. Será posible que en este país no tenga un hombre que mire a usted. Y yo le decía, mami, no te preocupes porque todo tiene su tiempo. Todo tiene su tiempo. Como fue dicho aquí por Ester, como fue leído aquí en la palabra en Eclesiastés, capítulo 3, hay un tiempo para todo. Hay un tiempo para llorar, pero hay un tiempo de reír, hay un tiempo de plantear, pero hay un tiempo de gozar en el Señor. Hay un tiempo, hermanas, hay un tiempo para todos los propósitos debajo del cielo. La palabra del Señor es muy enfática, es muy firme en eso, hay un tiempo para todo.

Y Ester tuvo que pasar por ese tiempo, un tiempo de preparación. La palabra del Señor dice que Ester cuando se alistó para estar allí con las otras muchachas que fueron escogidas por el rey Asuero para ser la futura reina, Ester tuvo un tiempo de 12 meses de preparación, 12 meses de preparación. Tenía que preparar su cuerpo, con aromas, con tantas cosas para que cuando llegara el tiempo de presentarse delante del rey. Pero Ester no tenía la certeza, la convicción que sería ella la escogida. Ella no sabía. Pero Ester al tiempo que fue determinado, los 12 meses, un año, ella hizo su parte, ella se preparó, ella se preparó para presentarse delante del rey. Y cuando fue a presentarse delante del rey, aquella persona, aquella muchacha que el rey extendiera el cetro sería la escogida, y tenía que ser presentada delante de él. Y Ester estaba delante de aquella muchacha, era un gran desafío.

Y lo que me llama la atención aquí es que Ester no puso la excusa del rechazo, ella no puso la excusa de la soledad, ella no puso la excusa de complejos que tenía, ella no puso la excusa de frustraciones, de traumas que cargaba sobre ella, que tal vez algunas de nosotros cargamos en nuestras vidas, cargamos la frustración de que queríamos alcanzar un nivel profesional más grande y no pudimos alcanzar por falta de recursos financieros, por falta de oportunidad, pero Ester no puso excusas delante del gran desafío que estaba delante de ella. Y lo que me llama la atención es que Ester aún sin poner excusas, ella sabía que delante de ella el Señor estaba dándole una gran oportunidad, estaba delante de ella un gran desafío.

Cuantas de nosotras no enfrentamos desafíos en nuestras vidas. El desafío de llegar a este país, llegar aquí, romper la barrera del idioma, el inglés, que hasta hoy estoy tratando de aprender. Pero antes de llegar a los 90 años yo voy a aprender perfectamente. Yo estoy segura de antes delos 90 yo voy a llegar, Marta, a hablar un inglés así, sin barreras, sin barreras, sin barreras.

Pero hay tantos desafíos delante de nosotras. Está el desafío del idioma, el desafío de los biles que tenemos que pagar todos los meses y muchas veces el dinero se queda un tanto corto para pagar. Las responsabilidades, la familia que dejamos en nuestros países para ayudarlos. Hay tantos desafíos. Y muchas veces el desafío que todas nosotras pasamos cuando llegamos a este país es el desafío de la soledad. Muchas veces nos sentimos solas, yo me acuerdo que cuando antes de que llegaran mis hijos, Meche, yo venía a la iglesia, yo cantaba en la alabanza y yo venía para los dos servicios, porque yo decía, no, yo tengo que quedarme, si hubiera un tercer servicio yo me quedaba, porque yo no quería estar sola. Yo no quería estar sola y me quedaba aquí en el primer servicio, llegaba temprano a las 8.30 y estábamos aquí orando, preparándonos, veníamos para los ensayos y estábamos aquí. Cuando terminábamos los servicios siempre tenía algo que para almorzar, para comer. Wanda cocinaba arroz con (…) que me fascina, arroz con frijoles negros. Yo aprendí a comer comida hispana y yo les aseguro que yo la amo. Y siempre teníamos algo para hacer y después cuando yo volvía para la cosa donde yo estaba viviendo, para mi cuarto, yo me sentía a veces muy sola, porque yo sentía parte de mis hijos. Pero existía una promesa de Dios pero existía delante de mi también un desafío de vencer la soledad, de luchar para traer a mis hijos a este país porque existía una promesa.

Sabe una cosa que nosotras, hermanas, nunca podremos olvidar es que mismo que delante de nosotras tengamos muchos desafíos, tengamos muchos gigantes que se levanten delante de nosotros, como se levantó el gigante Goliat delante de David. David no temió, no tuvo miedo, David enfrentó, más David lo enfrentó, sabe por qué? Porque David sabía que delante de David estaba el Señor, delante de él tenía al Señor, existía el desafío del gigante pero existía también la presencia de Dios que era sobre la vida de David, que este presencia, esta unción es lo que le dio fuerza y coraje para que David pudiera enfrentar a aquel gigante en el nombre del Señor. Entonces hay muchos desafíos delante de nosotros, hay tantas cosas que pasamos. Cuántas de nosotros fuimos rechazadas. Yo vi de una historia de un casamiento, yo fui casada con un pastor, mi esposo era pastor, el papá de mis hijos en Brasil, y yo tuve 3 hijos.

Pero antes de llegar a ese casamiento, yo pasé por muchas cosas. Yo pasé por experiencias que algunas de las hermanas aquí saben un poco de mi testimonio. Yo, con dos años de edad, yo fui acometida de autismo y de epilepsia. Yo era autista. Yo no hablaba, hermanas. Mi mamá dice que hoy yo hablo demás. Hoy tiene que mandarme a callar. Pero hasta los 15 años, Diana, yo no hablaba, yo tenía principios de autismo. Yo tomaba remedios controlados por un psiquiatra, por neurólogo. Yo tenía un acompañamiento de psicólogos de mi país. Yo no hablaba.

Pero hermanas, lo que yo quiero traer para ustedes hoy en este día, y yo quiero que ustedes tengan eso bien claro en sus mentes y en sus corazones, hay una promesa de Dios sobre nosotras. Hay una promesa de Dios sobre nuestros hijos. Hay una promesa de Dios sobre tu familia. Hay una promesa de Dios sobre tu matrimonio. ¡Aleluya! Y el Señor no se olvidó de ninguna de las promesas que le hizo, ninguna. Yo usted nos podemos olvidar de las promesas que escuchamos 20 años atrás, a 15 años atrás, pero el Señor no se las olvida a ni una sola palabra. Ni una sola palabra el Señor se olvida. Aquello que le tiene prometido va a hacer, y hermana, cree que él lo va a hacer.

Pero hay una cosa que yo tengo aprendido con el Señor, que entre el cumplimiento de la promesa hay un tiempo de preparación de Dios. Dios no nos va a dar nada a nosotras si antes no nos preparamos para estar listas para recibirnos. Dios nos va, Dios va a permitir. No es porque él sea malo, no es porque sea un Padre que nos olvida, no es un Padre que le gusta ver a sus hijos sufrir. No, el Señor es un buen Padre. Es un Padre maravilloso y la propia palabra del Señor nos dice, pueden tu padre y tu madre abandonarte, rechazarte, pero que el Señor nunca te olvidará. El Señor nunca nos olvidará, hermanas. Tenemos que tener eso bien claro en nuestra mente, en nuestra alma, en nuestro espíritu, en nuestro corazón. Usted puede estar pasando por un momento de valle, ahora, muy difícil. Está pasando por una prueba dura en su matrimonio, tal vez como yo, fue rechazada una vez. Cuando mi esposo se fue yo tenía 24 años, yo tengo 41, este año en octubre yo cumplo 42 años y estoy 18 años sola. Pero el Señor tiene cuidado de mí. El Señor no se ha olvidado de mí. Y hermanas, yo puedo decir que fui rechazada por mi esposo, pero nunca fui, nunca seré rechazada por el Señor. ¡Aleluya!

Saben por qué? Hay una promesa de Dios, hay un palabra de Dios, hay una palabra de un hombre que es todopoderoso, que cuida de nosotras, en los mínimos detalles, las mínimas cosas, el Señor cuida de nosotras. En todo, aquello que a nosotros nos gusta vestir, aquello que a nosotros nos gusta comer, el Señor cuida de nosotras.

Y existía una palabra cuando mi mamá estaba embarazaba, esperando porque yo soy la primera de 6 hijos que mi madre tiene. Y yo soy la primera hija y cuando mi mamá, dice, que cuando estaba embarazada el Señor (usó un pastor que ella duerme en el Señor) y le dijo a ella, la niña que está en tu vientre será una misionera, predicará mi palabra y donde ella no pudiera llegar, su voz llegará. Existía una palabra de Dios empeñada sobre mi vida. El salmo 139 nos dice que el Señor nos sonda y nos conoce y él nos conoce, no ahora que estamos crecidos, o grandes. Él nos conoce antes de que seamos formados, en el vientre de nuestra madre. Él ya nos conocía. Él sabía cómo sería cada una de nosotras, nuestras características, nuestra personalidad, nuestro temperamento, nuestro nombre, el color de nuestros ojos, cómo sería nuestro porte físico, tal vez como yo sea fuertemente elegante, porque yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. (….) fuertemente elegante, dónde están? Dónde están? Porque yo no acepto que me llamen gorda, yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. Un poquito de barriga pero (…)

Pero el Señor hizo una honra muy grande en mí, ¿saben por qué? Porque yo llegué un size 22 W. y ahora estoy en 16 y 14 W. Pero hubo un camino que yo tuve que pasar. Hubo un camino, hubo un camino. Y yo quiero volver a lo que estaba hablando antes, que cuando yo nací, con dos años de edad yo fui acometida de esa enfermedad y mi mamá decía, si Señor, dónde están las promesas que tu me hiciste cuando mi hija estaba en mi vientre? Tu dijiste que mi hija sería una predicadora de tu palabra y ella predicaría tu palabra, y ella no habla. Ella no habla. Mira como las cosas son, hermanos. Dios muchas veces va a permitir situaciones en nuestras vidas que van a contradecir la palabra que él nos dijo. Ustedes están entendiendo? Dios te va a hablar de alguna forma, te va a hacer una promesa pero las circunstancias que nos rodean van a tratar de llevarnos a creer que eso no va a ocurrir. ¡Aleluya!

Yo siento el espíritu de Dios que el está hablando con alguien aquí en esta mañana. Mire, hermana, tu puedes estar pasando por circunstancias, por situaciones que estén tratando de avalar tu fe, avalar tu confianza, tu convicción en el Señor, pero yo quiero decirte hoy con la autoridad del Señor, hay una palabra de Dios sobre tu vida, hay una palabra de Dios sobre tu matrimonio, hay una palabra de Dios sobre tus hijos, hay una palabra de Dios sobre ministerio que él te tiene que entregar.

Hay una palabra de Dios, no es la palabra de cualquier persona, es la palabra del Señor. La palabra del Señor dice que el Señor tiene su tiempo, hay tiempo de restauración, pero yo quiero decirte, antes de Dios hacer cualquier obra a través de tu vida, sabe cuál es la primera obra que él quiere hacer en tu vida, antes de que tu puedas ser usada por el Señor él quiere sanar tu vida, él quiere sanar tus heridas, él quiere que tu perdones.

Yo me recuerdo cuando llegué a esta iglesia, yo traía dentro de mí, a pesar de ser cristiana desde que nací, yo nunca conocí nada del mundo, yo nunca bebí, yo nunca fumé, yo nunca hice nada que el mundo ofrece, porque vengo de una familia cristiana y yo traía dentro de mí una magua muy grande: amaba a mi esposo, el papá de mis hijos, me había dejado por la tesorera de la iglesia, se había ido con la tesorera y me había dejado con 2 hijos y uno en mi vientre. Yo estaba esperando a mi hijo chiquito, Felipe, que hasta hoy no conoce a su papá. Tiene 16 años y pueden creer que he tenido una tarea tan difícil, tan ardua pero el Señor ha estado allí conmigo, de trabajar en la vida de mi hijo, de ministrar la vida de mi hijo, que mi hijo no vaya a cargar sobre él un magua de su papá. Él no va a cargar ningún rechazo contra su papá, más él lo va a amar igual aunque él lo abandonó. Porque el Señor nunca lo abandonó. Oh ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Y yo traía, cuando llegué a esta congregación un dolor tan grande en mi alma, porque mi papá, cuando mi esposo se fue yo no tenía un lugar para vivir, con mis dos hijos y estaba embarazada, yo fui a casa de mi padre y mi padre un día, pegó todas ropas, ropas de mis hijos, en medio de la sala, y dijo, yo no te quiero más aquí porque yo no tengo ninguna obligación de cuidar, de sustentarte, yo ya te crié y yo no tengo obligación de criar a tus hijos. Y yo me acuerdo que en aquel día, yo iba a coger mis ropas, coger mis hijos y yo iba para la calle. Yo no iba para la casa mi familia, yo iba para la casa de nadie, yo iba para la calle. Pero yo estaba segura que el Señor iría a abrirme una puerta porque el Señor, como dicen ustedes aprieta pero no ahoga. Él permite la prueba para probarnos pero nunca nos va a abandonar, nunca, nunca el Señor nos va a abandonar.

Y yo me acuerdo que aquel día mi mamá dijo así, donde no caben mi hija y mis nietos yo no quepo, y mi papá recapacitó y allí me quedé en la casa de él casi 5 años y 6 meses, viviendo en aquella casa y Dios estaba trabajando en mí, porque yo dependía primeramente totalmente del Señor y de mi padre para comer, para vestir, yo y mis hijos. Y yo pasé por aquel valle y yo decía, Señor, dónde están tus promesas? Señor, dónde estás? Yo cargaba dentro de mí un magua de papá de mis hijos, de mi padre, porque ahora cuando yo más lo necesitaba mi papá quería abandonarme.

Y yo llegué a esta iglesia, Meche, yo me acuerdo el nombre de la pastora, una pastora portorriqueña, alguna cosa como Colón. Alguna cosa así, Ronda Colón, esta mujer, nunca me voy a olvidar de ella. Dios me habló tan fuerte en aquel retiro que la mujer salió del lugar que estaba, en la plataforma predicando y fue donde yo estaba. Pero hermanas, existía un dolor en mi pecho y yo decía, yo golpeé mi pecho y decía, Señor, arranca este hoyo que tengo, Señor, arranca esa magua, yo necesito perdonar al papá de mis hijos y a mi padre. Yo no puedo cargar este muerto dentro de mí. Porque la falta de perdón, hermanas, es un muerto que uno carga, es un peso que uno carga que no es de uno, que no pertenece a uno. Y yo cargaba y yo golpeaba mi pecho y le decía, Señor, Señor, yo quiero servirte. Señor, yo quiero desenvolverme en tu casa. Señor, yo quiero dar frutos para ti, pero siempre que yo quería buscar a Dios, estaba aquel recuerdo en mi mente, tu tienes que perdonar a tu papá, tu tienes que perdonar a tu esposo.

En aquel día Dios usó a la pastora Wanda y fue donde yo estaba y decía, hoy el Señor te libera de estas cadenas, hoy el Señor te libera y tu vas a fructificar, tu vas a crecer porque yo tengo una obra en tu vida. Pero yo necesité buscar eso, lo que necesitamos muchas veces nosotras es que cargamos dentro de nosotras traumas del pasado, recuerdos del pasado, y que muchas veces son impedimentos, son piedras que están delante de nosotros, impidiéndonos pasar, de pasar fronteras, de pasar cosas que el Señor tiene establecido para nosotras. Es como si fuese esa marca, esa línea aquí, hay una línea, esa línea está diciendo que hay un límite aquí.

Pero yo necesito traspasar ese límite, yo tengo que atreverme a pasar ese límite, yo tengo que tener fe, yo tengo que tener fuerza, yo tengo que tener determinación para pasar eso. Si yo quiero avanzar, yo sé que yo puedo avanzar, yo necesito romper los límites. Los límites que muchas veces son colocados sobre nuestra vida, no por el Señor, más muchas veces por el diablo, por el diablo que nos pone límites que dicen así, tu no vas a pasar de aquí, te vas a quedar aquí, viviendo con ese problema, viviendo con ese rechazo, viviendo esta falta de perdón porque el sabe, ¿saben qué? Que el potencial de Dios que hay sobre tu vida, él sabe que el llamado que el Señor tiene sobre tu vida y el no quiere que ninguna de nosotras avancemos, más el papel del diablo es matar, robar y destruir. Mata tus sueños, matar tus sueños, el sueño de superarse, el sueño de ser una mujer llena del espíritu de Dios, el sueño de ser una mujer usada por Dios.

Muchas veces nosotros pensamos que mujeres usadas por Dios es solamente quien predica, es solamente quien canta. No, tu eres una mujer usada por Dios. Saben por qué? El Señor te quiere levantar como intercesora, como una mujer que puede tener una palabra para ayudar a otra hermana. Tu puedes ser una mujeres que vaya a ayudar a tu hermana a llevar esta carga, que esa hermana está llevando y que muchas veces se encuentra sin fuerzas para llevarla.

Y yo, cuando el Señor me liberó, cuando yo abrí mi corazón le dije al Señor, yo perdono al papá de mis hijos. Señor, yo perdono a mi padre porque me abandonaron. Pero el Señor nunca me abandonó. Él sabe lo que nosotros necesitamos y necesitamos entender que tenemos que tener una relación de padre e hijo con el Señor. Nosotros debemos poder vencer esas cosas, esos límites que nos son impuestos, sabe cuándo? Cuando entendemos y creamos una relación de padre e hija. Principalmente nosotras mujeres tenemos una carencia afectiva muy grande, nosotras fuimos hechas por el Señor para que seamos amadas, para que seamos cuidadas, para que seamos protegidas, pero nosotras no podemos esperar eso simplemente de hombres, del esposo, del marido, del hijo, nosotras tenemos que esperar eso primero del Señor.

Por qué? Yo fui abandonada, pero yo no me quedé postrada delante de ellos. El Señor me dio fuerzas para romper, el Señor me dio fuerzas para pasar por esa prueba y yo puedo asegurarles, hermanas, que no fue fácil, fue bien difícil. 3 hijos, sola, venir para este país, crié mis hijos prácticamente sola, porque solo tengo una hermana aquí y estaba muchas veces pasando por problemas de enfermedad, pero el Señor me dio gracia, el Señor me capacitó para poder vencer.

Como capacitó a Ester para llegar a donde Dios quería llevarla. Dónde Dios quería llevar a Ester? Ester sería la mujer, la muchacha usada por Dios para salvar todo un pueblo, el pueblo judío. El pueblo judío, el destino de aquel pueblo el Señor tenía colocado delante de Ester. Y Ester segura que no conseguía entender por qué camino el Señor estaba llevándola, pero una cosa, hermanas, Dios nos lleva a un camino y este camino nos va a llevar a victoria, este camino nos va a llevar a bendición, este camino nos va a llevar a un camino de unción de Dios, de presencia de Dios en nuestra vida. Nosotros podremos ser probados, sí, mientras estemos en este mundo, vamos a ser probadas. El Señor nos dice que el Señor nos prueba en la jornada de la aflicción. Somos probadas como oro. Por qué? Porque hay en nosotras algo sublime, algo especial dado por Dios y que el Señor para que eso pueda desabrochar, para que eso pueda salir tenemos que ser probadas por el Señor.

Y yo me acuerdo que cuando yo liberé el perdón para mi padre, para mi esposo, las cosas en mi vida ministerial empezaron a aparecer, a crecer, a desenvolverse en mi vida. Yo empecé a crecer más en el Señor, yo dejé de ser una persona amargada, y pasé a ser una persona feliz con el Señor, no mirando las circunstancias que me rodeaban, la falta de dinero, la escasez, pero yo sabía que el Señor esta allí, el Señor estaba allí, porque yo sabía, yo no estaba entendiendo por qué camino el Señor me estaba llevando, pero yo me dejé llevar por el camino que el Señor me conducía. Porque lo que nosotros tenemos que entender es que aunque no consigamos entender por qué estamos pasando por eso, nosotras tenemos que tener bien claro que el camino que estamos yendo es en la dirección del Señor, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de crecimiento, nos va a llevar a un camino de tener experiencias con el Señor.

Y con 15 años el Señor me sanó, el Señor me sanó, empecé a hablar, pasé por todo un proceso. Aplaudo al Señor porque él es digno. Solo él podía hacer eso hermanos. Y yo era una muchacha que mis padres dicen que los médicos decían para ellos y para mis abuelos, que no esperasen nada de mí porque yo no sería normal como mis hermanos, yo no iba a hablar, yo no iba a estudiar, yo no iba a tener hijos. Mira, mira, como el diablo es mentiroso. Mira como el diablo es mentiroso, hermanos.

Cuantas veces el diablo tiene dicho muchas veces delante de nosotros que nosotros no vamos a conseguir, nosotros no vamos a alcanzar, que nosotros no podemos. Son mentiras de él. Nosotros podemos porque podemos todas las cosas en Cristo que nos fortalece, que nos fortalece el Señor. Usted puede estar pasando por un problema hoy, grande, en su vida, pero no deje que ese problema, no se postre delante de ese problema, no se postre delante de él. Yo sé que los problemas muchas veces nos afligen y afligen nuestras emociones, nuestro corazón, nuestra alma, lloramos, nos quedamos tristes, pero no se quede postrado delante de ese problema, luche, luche. No se rinda. Nosotras mujeres tenemos un poder dado por el Señor, somos persistentes. Nosotras somos persistentes. Si estamos fuertemente elegantes queremos quedar flaquitas. Luchamos. Ustedes no saben el esfuerzo que yo tengo hecho para bajar de peso. Dios mío. Dios mío. No se imaginan. Y a mí me encanta comer. Me encanta, me encanta, me encanta. Yo digo siempre, el siervo de Dios me fue hecho para dos cosas, dar gloria a Dios y comer. Porque lo que el creyente no toma, creyente come. No entendieron? Lo que nosotros como cristianos no tomamos, comemos. Ahora entendieron. Comemos porque es bueno comer. (……………………….. caminar, caminar y caminar). Y aguanta ni quedar en pie pero nos gusta comer.

Y yo pasé por todo ese proceso cuando salí de aquí de Boston el Señor me llevó para New Jersey, para Nueva York, yo fui a trabajar con el ministerio de mujeres, pasamos 5 años y allá el Señor me hizo pasar por otro valle. Me pasó por un valle bien duro, que yo pensé que no iba a conseguir pasarlo. Yo tuve cáncer hace dos años en la garganta, en la tiroides. Todo mi pelo se cayó, me quedé en size 22, me quedé con 250 libras. Imagínenme a mi en ese tamaño. Imagíneme a mí, bajita con 250 libras. Era una bola caminando, una bola. Y pasé. Cuando aquella doctora me dijo que yo tenía cáncer en la tiroides, hermanas, yo les puedo asegurar que yo pensé que en aquella hora vinieron todas las promesas del Señor en mi mente, y yo digo, Señor, yo no acepto eso. Eso que el doctor está diciendo, eso no es tu palabra sobre mi vida. Sobre mi vida una palabra del Señor, es una promesa, es una promesa. Y yo digo, Señor, yo no acepto eso, yo tengo mis hijos para criar, yo tengo Señor, muchas cosas para hacer en tu obra, en tu casa, yo no puedo.

Y hermanas, yo salí de aquel hospital con un diagnóstico de cáncer y la doctora dice, usted va a tener que tomar las medicinas orales porque estaban al principio y ella vio que yo no estaba todavía preparada para hacer una quimioterapia directa. Y yo le dije, doctora, yo no estoy preparada para quedarme sin pelo, yo no estoy preparada para eso. Y ella dijo, nosotros vamos a tratar de darte la medicina oral. Pero va a ser el mismo efecto de la quimioterapia. Y yo dije, por lo menos no me manden para el hospital a hacerme quimioterapia porque yo no estoy preparada. Y ella pasó las medicinas, me hicieron muchos exámenes y se constató y empecé a tomar la medicina, y esas medicinas me daban muchas nauseas, muchas ansias de vómito, muchos calambres en las piernas. Yo tenía en el servicio en la iglesia predicando, cantando y eran tantos calambres que yo fui a recostarme en un lugar, yo me podría haber caído. Y pasaron sí, y yo pasé 6 meses con ese diagnóstico sin decirle a nadie. Mi mamá no sabía, mi hermana no sabía, mis hijos no sabían, mi pastor no sabía. Y 6 meses, yo digo, Señor, yo voy a hacerte una prueba. El Señor nos dice que nosotros podemos hacer pruebas de ti y ver que eres bueno. Y yo digo, Señor, yo tengo promesa y tu palabra dice que quien tiene promesa del Señor no muere antes que la promesa se cumpla. Es palabra de Dios.

Lo nos falta a nosotros saben lo que es muchas veces, hermanas? Es conocer la palabra y reivindicar lo que tenemos derecho de la palabra. La palabra del Señor es para nosotras, es para que tomemos posesión de ella, es para hablar, es para reivindicar, Señor, yo soy tu hija. Señor, hay una promesa tuya en mi vida. Hay una palabra tuya en mi vida. Yo no acepto esta situación. Pero que muchas veces cuando vienen las luchas nos acomodamos. Ay, yo estoy con cáncer, yo sé que voy a morir. Y nos postramos en un sillón y nos quedamos esperando la muerte con la boca abierta, sin comer, eso es peor, porque comer es bueno, sin comer.

Yo digo, no, yo no me voy a poner aquí en este sillón con la boca abierta y sin comer, mucho menos. Ahora que voy a comer, quiero ser mujer con la barriga llena. No voy a parar de comer. Pero pasé por la prueba, 6 meses después estaba en mi iglesia, en la oración de la madrugada, de 10 a medianoche que todos los días teníamos (…) esa oración y yo estaba llorando tanto, tanto en aquel día, yo lo estaba pasando tan mal, tan mal, y yo le digo Señor, será que yo voy a amanecer el día de mañana de tan mal que yo me sentía? El pelo ya se me había caído muchísimo. Tenía poquito pelo porque yo siempre tuve mucho pelo y me asustaba, y aquellos dolores que yo sentía, digo, Señor, ayúdame. Y los hermanos me preguntaron, hermana, por qué su pelo está caído? Y yo decía, porque yo estoy con estrés. Y el estrés hace eso? Y yo digo, sí, hace. Pero yo dije, Señor, yo no voy a abrir mi boca porque hasta el último momento yo creo en los milagros, yo creo. Y Dios en aquella noche del lunes, usaba mi pastor, y decía así, (…) yo no sé lo que pasa pero el Señor me muestra que está sobre cuerpo una enfermedad y el Señor en esta noche quiere curarla, quiere sanarla. Miren hermanos, Dios nos conoce, hermanas. Él conoce hasta donde yo y usted podemos llegar a ir. Él sabe nuestras limitaciones. Él sabe hasta dónde soportamos. Y en aquel día Dios usó al pastor Fernando, era la noche, y me dice, mira, hermana (…) yo no sé lo que pasa. Y yo sabía en mi espíritu que el pastor sabía lo que pasaba conmigo. Pero él quería decir que yo tenía una enfermedad maligna, pero no tenía valor para decirme que el Señor le había rebelado a él el cáncer. Y cuando estábamos en un círculo con muchos hermanos orando yo dije al pastor, yo sé que no soy carne ni sangre que te reveló, fue el Señor porque yo tengo cáncer.

Hermanos, la cara de los demás se quedaron así, mirándome a mí. Y fue la época, hermanos, que yo más canté. Y muchas veces fui a cantar con dolores aquí que ustedes no se imaginan, aquí me picaba como si tuviese unas agujas, me picaba por aquí. Era mucho dolor y los días que yo estaba más mal, las noches que iba para la iglesia, para los servicios, eran los días que el pastor más me llamaba para cantar. Yo le digo, Señor, me va a matar hoy. Yo voy a morir aquí en ese altar, yo voy a morir cantando aquí. Era verdad, hermana, yo aseguraba así en el púlpito, yo decía, Señor, dame fuerzas para cantar. Y hermana (…) repite el himno. Y yo cantando y él, repite de nuevo. Yo digo, Señor, él me va a matar hoy. Hoy él me mata. Pero el Señor me estaba llevando por un camino de milagros, era el camino que Dios estaba llevándome, era el camino de milagro. Oh ¡Aleluya!

Y yo descubrí algo con el Señor, sabe cuándo nosotros tenemos más que cantar? Cuando la cosa está peor. Cuando las cosas se pusieron negras, mire hermana, abre tu bocota y empieza a cantar. No te preocupes si eres afinada, si eres desafinada. No te preocupes si tu voz es bonita, no te preocupes. Canta. Adora al Señor. El camino de la victoria, el camino de los milagros es tu adorar al Señor en medio de la prueba. Cuando las cosas se ponen feas empieza a adorar y di, Señor, yo no estoy entendiendo nada, yo no estoy entendiendo por qué estoy pasando por eso pero te quiero alabar, Señor, porque yo sé que tu tienes el control de esa situación, yo sé que mi marido no está en tu camino, no está en tu presencia, pero está en la palma de tus manos, Señor. Yo sé que mi hijo no está sirviendo, pero yo sé que es una promesa tuya sobre la vida de mi hijo y de mi hija.

He ahí que tenemos que adorar con Dios cuando todo está bien es fácil, es fácil, cuando tenemos el dinero para pagar el alquiler, la hipoteca, y para pagar el carro, para comprar la comida, para ir al mall y comprar una ropa, pero cuando no hay dinero, cuando no hay salud, no hay esposo, cuando no hay hijos cerca, cuando hay muchas luchas es difícil adorar a Dios. Pero en esta hora que el Señor quiere de nosotras un sacrificio. Oh el Señor no nos va a pedir nada que no nos cueste, hermanas. Porque el Señor muchas veces quiere ver en nosotras el sacrificio, la entrega que tenemos que tener. Cuando las cosas se ponen malas y difíciles ahí es hora de adorar al Señor, ahí es hora de glorificar al Señor.

Pasé todo ese proceso del cáncer y después de 9 meses cuando terminé todo el tratamiento yo volví al hospital universitario y ellos constataron que no tenía más cáncer en mi garganta. ¡Aleluya! Oh, hermanas aquel día fue el día más feliz de mi vida. Cuando yo hice aquella biopsia y la doctora dijo que no hay más cáncer en la tiroides, no vamos a necesitar operarte, no vamos a necesitar nada. Tienes que estar siempre haciendo chequeos, tienes que tomar tus medicinas todos los días en ayunas, tienes que cuidarte pero el período del cáncer desenvolvió en mi una diabetes. Miren hermanas, fuera el cáncer y tenía diabetes, yo digo, Señor, el Señor reprende si (….) porque es que la diabetes es la mujer del diablo. (….) que pastor, que dice así, mira, reprende esa diabla porque diabetes es mujer del diablo. Yo dije, es solamente eso lo que me faltaba. Es solamente eso lo que me faltaba. Diablo, diabetes, mira. El Señor reprenda.

Fuera! Yo soy propiedad exclusiva del Señor. Yo soy prioridad de él. Desarrollé una diabetes, hermanas, y empecé a tomar la insulina. Yo digo, Señor, yo no acepto insulina en mí. Yo no acepto, Señor, yo no acepto, yo no acepto, hermanas, yo llegué tan mal que estado de pre coma, me quedé internada 3 días en el hospital universitario y estaba allí luchando pero confiada deparando la palabra del Señor sobre mi vida. Pasé, hoy tengo que tomar, no insulina gracias a Dios, pero tengo que tomar mi medicina tres veces al día, tengo que cuidarme con la comida. Ay Dios mío, el arroz que tanto me gusta. Ay. Tengo que comer cada dos horas, siempre tengo que andar con una galletita, una frutita en mi bolsa, porque hay veces el azúcar baja mucho y hay veces que sube, pero estoy ahí. La diabetes no me va a parar. La diabetes no me va a detener de hablar del Señor. La diabetes no me va a callar mi boca. La diabetes ni ninguna enfermedad me va a dejar que yo diga que el Señor es bueno. Porque él es bueno. Con diabetes o sin diabetes, el Señor es bueno. Con lucha o sin lucha el Señor sigue bueno.

Entonces nosotros debemos, hermanas, tener claro en nuestra vida, en nuestra mente que el Señor nunca perdió ni perderá el control de nuestra vida. Usted puede estar pasando por un problema, Dios puede estar llevándote a un camino que tu ahora no estés entendiendo. Pero no murmure, no murmure. Ustedes entienden murmurar? Reclamar, no se queje al Señor. Alábelo, alábelo. El secreto es alabar al Señor. Señor, yo no estoy entiendo nada, está doliendo, Señor, está doliendo, porque quien quiere pasar por lucha, nadie quiere pasar por lucha. Pero muchas veces Dios permite la lucha en nuestra vida, no es para matarnos, no es para quedarnos postrados, sino para que podamos levantar nuestros ánimos, necesitar nuestra fe, declarar, usar nuestra boca. Porque muchas veces es más fácil reclamar que alabar al Señor, lo que es declarar una palabra.

Y el Señor quiere de nosotros hermanas, que podamos estar posicionadas delante de él. Estamos delante del problema y decir, problema yo sé que tu estás aquí. Problema, yo sé que tu estás en mi matrimonio; problema yo sé que tu estás aquí en la vida de mis hijos que tal vez estén en la droga; problema yo sé que tu estás en ese problema financiero que estoy perdiendo la casa, estoy perdiendo todo lo que construí con tanto esfuerzo, con tanto trabajo; problema yo sé que tu estás, pero yo quiero presentarte, problema, a mi Dios, a un Dios que es grande, que es mayor que tu, problema, y que me va a dar fuerza y me va a dar victoria. Eso es lo que tenemos que entender, hermanas, que el Señor está en el control, que el camino que él nos lleva nosotros podemos no estar entendiendo nada, ahora, nada, pero este camino que él te está llevando ahora va a ser un camino que en adelante, después que tu atraviesas este valle, el Señor tiene una montaña para (contrar). Y la montaña habla sabe de qué? De victoria, la montaña habla del lugar de destaque, la montaña habla de un lugar que eso llega en la montaña quien va escalando la montaña y subiendo, y subiendo, y subiendo. No es fácil subir una montaña, no es fácil, es difícil. Tiene que tener una preparación. Y el Señor está usando ese tiempo para prepararte para donde él quiere llevarte.

Las mujeres aquí en este lugar ahora, en esta congregación, mujeres que Dios va a levantar grandemente, usando a través de la palabra, a través de profecías, a través de cántico, de alabanza, mujeres intercesoras, y hermanas, no te preocupes por el título que tu vas a tener, no te preocupes por el título, preocúpate en ser una sierva del Señor, una mujer que entiende el llamado de Dios, una mujer está en la posición para obedecer al llamado de Dios, una mujer que teme al Señor, una mujer que ama al Señor, una mujer que quiere servir al Señor y hermanas, nosotras sabemos que el hombre, es la cabeza de la familia pero nosotros, las mujeres somos la columna espiritual. Qué hace la columna? Sustenta el cuerpo. La cabeza está aquí, nosotras nunca vamos a ser mayores que nuestros esposos, aunque tu esposo no sea cristiano, que sea un hombre que no sirva el Señor, él sigue siendo cabeza. Y nosotras tenemos que ser sumisas, tenemos que ser sumisas. La sumisión es un principio tremendo que si nosotros no respetamos y no necesitamos eso en nuestra vida vamos a tener problemas. La sumisión primeramente a Dios, a nuestros líderes, a nuestros pastores, a nuestro esposo, a nuestros jefes en el trabajo. Nosotros siempre tenemos que tener alguien que está siempre arriba de nosotros y entonces tenemos que ser sumisas.

Y una cosa que yo tengo aprendida del Señor, nosotras somos la columna espiritual, el marido puede mandar, el marido puede tener la última palabra porque tiene, pero nosotras a través de nuestras rodilla en el piso, orando al Señor, nosotras vamos a conquistar cosas tremendas, nosotras vamos a declarar sobre nuestros hijos. Hermanas, cuántos veces yo decía, Señor, será que yo voy a conseguir criar mis hijos? Es verdad. Diana, yo estaba mirando hace unos días atrás las fotos de mi esposo con mis hijos cuando llegaron aquí, chiquitos. Felipe tenía 6 años y yo decía, si el Señor me ayuda. Cuántos hermanos aquí en este congregación vistieron a mis hijos, inclusive Ela y el esposo, Ana, y tantas otros aquí, Marta, tanto que hicieron por mí, tanto que me ayudaron en la hora que yo necesitaba de la comida, en la comida que yo necesitaba del dinero. Meche, el pastor, tantos hermanos, Jeannette, tanta gente aquí en esta iglesia. Hermanas, yo pasé por ese camino para estar donde estoy hoy.

Sigo pasando mis pruebas, sí, pero no como antes, no como antes. El Señor me llevó por un camino y me tiene conduciéndome, yo sé que ese camino va a resultar en bendición para mi vida. Cuantas veces yo decía, Señor, será que nunca nadie me va a mirar? Dios mío. Señor, 18 años, abuela ya dentro de poco. Solita. Pero el Señor tiene preparado alguien para mí, un pastor viudo, un hombre de Dios, y el Señor…. Es interesante hermanos que cuando el Señor me trajo para esa iglesia yo decía, Señor, por qué yo estoy en esa iglesia que habla español. Yo aprendí a hablar español aquí, en esta iglesia, fue aquí con los hermanos, hablando portuñol, y los hermanos enseñándome. Eh, Maira, portuñol. Gonzalo me puso en alabanza. Y yo digo, Señor amado, cómo voy a hacer, Señor? Yo cantar en alabanza. Pero los hermanos tenían paciencia conmigo, me enseñaban y fue tan bueno el tiempo que yo pasé aquí.

Y hoy mira dónde el Señor me está llevando. Mis hijos están prácticamente criados, están todos los tres sirviendo al Señor. Hermanas, para mí esa es la más grande bendición que el Señor me podría dar. Mira, si el Señor no quisiera darme un esposo, yo me quedaba triste, pero bien. Si el Señor no quiere que yo bajara de peso, yo me quedaba triste, pero está bien. Pero la mayor alegría, la más grande alegría que yo tengo es saber que mis hijos sirven al Señor. Mi hija canta en la iglesia, mi hijo chiquito también trabaja en la iglesia, mi hijo más grande toca el teclado en la iglesia. Está lejos de mí, está viviendo en otro estado pero está firme con el Señor, sirviendo al Señor. Dios ha llevado a mi hijo a un proceso de fe muy grande. Está en el College, está estudiando y el Señor abrió esa puerta para nosotros y ahora recibimos la noticia, el mes pasado que el va a tener una beca durante 6 meses, no voy a necesitar pagar el College de él. Hermanas, eso es para mí una gran bendición porque yo sé, yo nunca perdí el foco en el Señor, mi (….) el Señor, y yo sé por caminos que él me permitió pasar que yo no entendí pero seguí, seguí, no me quedé postrada delante del problema. Ay, no tiene esposo, estoy solita abandonada, 3 hijos y ahora me voy a morir. No, no yo no me quedé así. Yo no me quedé así. Cuantas veces, Meche, veníamos para el servicio y yo estaba en la alabanza con las muchachas y bien alegre, y cuando el pastor después me llamaba para irnos al frente, para ministrarnos yo lloraba, lloraba, el Señor me ayuda, Dios me da fuerza porque yo no tengo fuerzas, Señor. Yo no tengo fuerzas.

Hermanas, nosotras no somos súper mujeres, no somos súper mujeres súper cristianas que tenemos muchas veces momentos difíciles en nuestras vidas, pero no podemos quedarnos delante de ellos.